Internet y las redes sociales son fuentes de información que están al acceso de todos a golpe de clic. Tanto menores como adultos recurrimos frecuentemente a estos medios para profundizar sobre nuestros intereses.
El principal riesgo radica frecuentemente en que esta información puede no ser objetiva o neutral, favorecer estereotipos y prejuicios hacia otras personas, e incluso aportarnos una visión muy extrema de cómo relacionarnos en la Red, hasta el punto de terminar adoptando esos argumentos como nuestros y promover discursos de odio.
El discurso de odio en redes sociales es un problema creciente que afecta a muchas comunidades en línea. Se refiere a cualquier tipo de contenido que promueve la violencia, la discriminación o el odio hacia personas o grupos basados en características como la raza, religión, género, orientación sexual, discapacidad, entre otros.
Las redes sociales, debido a su naturaleza abierta y accesible, pueden amplificar este tipo de mensajes, lo que puede llevar a un ambiente tóxico y perjudicial. Las consecuencias del discurso de odio pueden ser graves, incluyendo el daño emocional a las víctimas, la polarización social y, en algunos casos, la incitación a la violencia.
El discurso del odio ha encontrado en estos medios una vía para extenderse rápidamente, resultando sencillo encontrar noticias que hablan de encuentros entre grupos de ideologías contrarias con el fin de pegarse y que fomentan discursos de odio contra colectivos concretos. El origen de algunos de estos mensajes está en perfiles de X y de Telegram que desinforman de manera recurrente.
En el ámbito del discurso de odio en la adolescencia, la desinhibición, la falsa sensación de anonimato y la falta de empatía son ingredientes para promover comportamientos poco cívicos, imprudentes o incluso ilegales cuando interactúan con otros.
El 85% de los menores de 15 a 16 años asegura haber encontrado accidentalmente contenidos inapropiados mientras navegaba por Internet.
Como pautas generales es importante trasmitir a nuestros hijos valores basados en el respeto y la tolerancia, fomentando el diálogo sobre lo que ven y reciben de redes sociales y sobre todo dando ejemplo como padres de un comportamiento justo y tolerante a seguir.
Las diferentes plataformas (Facebook, Twitter, Google, etc.), cuentan con un acuerdo con la Comisión Europea para promover un código de conducta que combata con más eficacia y rapidez la proliferación de discurso del odio en sus espacios. Generar contraargumentos que permitan a la audiencia reflexionar desde otro punto de vista y reportar a las propias plataformas la existencia de este tipo de comunidades, también son acciones que nos ayudarán.
Sin embargo, también es fundamental que los usuarios sean conscientes de su propio comportamiento en línea y promuevan un diálogo respetuoso y constructivo.
