Salir de "la burbuja del algoritmo": las claves para que los jóvenes detecten los bulos

07 de Noviembre de 2025

imagen verifica

Del 24 al 31 de octubre se celebra la Semana Mundial de la Alfabetización Mediática de Informacional, una iniciativa de Naciones Unidas (ONU) para mejorar las habilidades de la población a la hora de buscar contenidos en el mundo digital. Con motivo de esta efeméride, en VerificaRTVE analizamos cómo afecta la desinformación a la generación de ‘nativos digitales’. Aunque los jóvenes están familiarizados con las redes sociales, ¿realmente saben cuándo están ante un bulo? Los expertos nos cuentan con qué falsedades se suelen topar, cómo les afectan y cómo pueden contrastarlas.

La mitad de los jóvenes reconocen tener dificultades para detectar un bulo

El Eurobarómetro publicado en febrero de 2025 muestra que las redes sociales son la principal fuente de información entre los jóvenes de entre 16 y 30 años. El 49% de los españoles de esta franja de edad se informan a través de estas plataformas. Entre las más consumidas se encuentran Instagram (51%), TikTok (43%) y X (36%), aunque los expertos también avisan de la utilización de WhatsApp para compartir contenidos informativos.

Según el estudio "Alfabetización mediática en los centros de secundaria. ¿Cómo se enseña a los adolescentes a consumir información?", la percepción de los estudiantes de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) es que son capaces de discriminar entre información veraz y desinformación. No obstante, los resultados indican lo contrario cuando se les pone a prueba. El estudio concluye que presentan un déficit en competencias básicas de alfabetización mediática. "Más de un 50% dio por verdadero un titular que era falso", nos indica Eva Herrero, una de las autoras del artículo y profesora de Periodismo en la Universidad Carlos III. En otra prueba, se les dio una afirmación que sí era verdadera y solo un 41% acertó. "Ellos tienen la sensación de que saben diferenciar, pero a la hora de enfrentarse a un titular cierto y otro falso hay confusión", añade.

En 2024, Save The Children elaboró otro estudio dirigido especialmente a niños y adolescentes, de entre 10 y 17 años. Más del 50% de los encuestados reconocieron que tenían dificultades para detectar una información falsa. Incluso uno de cada cuatro, un 24%, ni siquiera trata de contrastarla. "Vivimos en burbujas informativas", asegura a VerificaRTVE Carmela del Moral, responsable de Incidencia Política y Social de esta organización no gubernamental. Es una de las conclusiones de esta investigación, según la cual un 23% de los jóvenes creen que los creadores de contenido a los que siguen son una fuente fiable de información. Un dato que contrasta con el de las chicas que piensan lo mismo: apenas un 9%.

Bulos que promueven prácticas nocivas y que amplifican los estereotipos

La desinformación a la que están expuestos los jóvenes en redes sociales alimenta los estereotipos y promueve prácticas potencialmente peligrosas para su salud. "Nos preocupa la exposición a los discursos de odio", señala Del Moral. Se refiere en particular a los contenidos "misóginos" que difunden determinados creadores de contenidos, o publicaciones que validan la pornografía, y que son muy seguidos por el público adolescente masculino. "El discurso de odio y polémico premia en visualizaciones", asegura la experta de esta ONG, quien considera que "los discursos contra personas migrantes" o contra el colectivo LGTBI son otra de las narrativas más extendidas entre los jóvenes.

La profesora Eva Herrero también indica que los bulos relacionados con la salud, con adelgazar o con productos de belleza pueden afectar especialmente a las chicas jóvenes: "Juegan un papel muy importante los influencers". En VerificaRTVE te hemos advertido sobre algunas de estas narrativas relacionadas con la salud. Por ejemplo, en el caso del consumo de bebidas energéticasse ha difundido que ayudan a estudiar, que sirven para adelgazar o que mejoran el rendimiento deportivo, pero es falso.

También hay mensajes que extienden bulos sobre el consumo de drogas o de alcohol. Los expertos desmienten estas falsas creencias: vapear no es más seguro que fumar ni ayuda a dejar el tabaco, el cannabis no es curativo y el alcohol no afecta a todo el mundo por igual. En redes incluso ha circulado incluso una tabla sobre una supuesta combinación de drogas calificadas como "seguras". Pero es falso, no hay ninguna forma segura de mezclar drogas.

En cuanto a los bulos relacionados con la belleza o con la apariencia, destacan aquellos que incitan a tomar el sol sin protección. La teoría del "callo solar" es una falsa narrativa que los expertos han rechazado en repetidas ocasiones: no es recomendable exponerse a la radiación solar sin protección o en las horas de mayor índice ultravioleta porque aumenta el riesgo de cáncer de piel.

¿Cómo pueden los jóvenes evitar caer en la desinformación?

"El principal consejo es que hagan un esfuerzo por ir más allá del algoritmo, por salir de esa cámara de eco, de esa burbuja". Son palabras de la profesora Eva Herrero, de la Universidad Carlos III. "Lo que te recomienda el algoritmo no tiene por qué ser verdad", asegura. Por ello, aconseja "leer otros medios, incluso aquellos que sean lejanos a su ideología" porque considera necesario "salir de nuestra zona de confort cognitivo".

A su juicio, es más fácil que, ante una noticia de dudosa veracidad compartida en redes, un adolescente consulte si es cierta en otros medios de comunicación o en fuentes oficiales, mientras que resulta más complicado conseguir que el público joven se informe por medios tradicionales o que deje de consultar las redes. "Hoy en día cualquiera puede irse a periódicos digitales, cadenas de televisión y, sobre todo, plataformas de verificación" para comprobar "si ese contenido es cierto o no", señala Herrero.

También subraya la importancia de que los jóvenes no den "como cierto lo que en realidad es una opinión". La investigación en adolescentes mostraba que el 92,1% de los estudiantes afirmaba ser capaz de discriminar entre información y opinión, pero al enfrentarse a un texto opinativo, el 64% lo confundía con información.

En la misma línea, Carmela Del Moral recomienda a los adolescentes que "busquen más fuentes" que confirmen la información que perciben, "que pregunten a su alrededor, en las familias o en las escuelas" o que efectúen una simple "búsqueda en Google". La experta de Save The Children apunta que deben ser conscientes de que "una noticia falsa busca una manipulación". "Si te mienten, es por algo, te están utilizando para algo", indica.

Recomiendan trabajar en las escuelas desde edades tempranas

Para la profesora Eva Herrero, es fundamental trabajar en las escuelas desde que son niños "articulando políticas educativas en edades tempranas" que vayan dirigidas a la alfabetización mediática. A su juicio, debe formar parte del "programa curricular", para que cuando estos niños accedan a los dispositivos digitales y a las redes sociales –lo cual sucede cada vez a edades más tempranas- sepan cómo informarse, cómo detectar cuando una información puede ser falsa y qué riesgos conlleva la desinformación.

El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) también recomienda comenzar "desde edades tempranas" en un proceso de aprendizaje digital. Advierten de que "no todo lo que aparece publicado en internet es cierto" y de que "muchos contenidos se crean para generar algún tipo de beneficio", bien sea económico o bien ideológico. Las falsedades no solo "influyen y manipulan la creación de todo tipo de opiniones", sino que incluso pueden poner en peligro "la salud física, emocional y psicológica" y generan "sentimientos extremos de miedo o enfado". Son riesgos que se pueden evitar, en ocasiones, con una simple consulta en internet o acudiendo a las fuentes oficiales.